Nos pasamos la vida hablando de productos financieros. Que si el fondo de AZ Valor lo está haciendo de cine, que si Fidelity en convertibles, que si el fondo de emergentes de Aberdeen, que el fondo de … y nos solemos olvidar de que, mucho más importante que el funcionamiento de un fondo concreto, lo realmente importante es la lógica y el equilibrio global de la cartera.
Por una cartera lógica me refiero a que tenga sentido dentro de la estrategia de inversión planteada. Debe responder a tres preguntas:
- Tiempo/ horizonte temporal. No puedo diseñar la misma cartera pensando en retornos a tres años que en retornos a 15 o 20 años
- Rentabilidad esperada: si quiero sacar un 2% tendré que construir una cartera de una forma muy distinta de si quiero rentabilidades del 6% o del 8%
- Perfil de riesgo: cómo respiro cuando mi cartera pierde
Por cartera equilibrada me refiero a que esas tres variables encajen y todo esté en equilibrio: una cartera que aspire a más rentabilidad que otra, debería tener más tiempo por delante y un inversor con menor aversión al riesgo. Esto que parece evidente no lo es tanto.
a) Porque las circunstancias de la vida pueden cambiar nuestros planes en un plis plas: despidos/cierres de negocio, enfermedades, divorcio, muerte conyuge (que “muerte” siga a “divorcio” es casualidad, no vaya usted a pensar..)
b) Porque el movimiento diario de los mercados y la cantidad de eventos internacionales nos abruman y nos centramos en el rabioso cortísimo plazo. Sin ir más lejos: Brexit, elecciones, Fed, China, Daesh
c) Porque, en general, no hacemos un ejercicio realista de introspección sobre nuestra psicología inversora. Nuestro perfil de riesgo –generalizando- es del tipo “montaña rusa”: “cuando sube quiero estar en la subida pero cuando baja no quiero estar en la bajada”. Ese mundo perfecto no existe. Puede ayudar incorporar el análisis técnico en nuestro análisis – solo ayudar-, pero gestionar el timing es con diferencia lo más difícil de la gestión de carteras.
(imagen de http://www.marketbusinessnews.com)
Distribución de Activos
La forma de gestionar todas estas inquietudes es a través de un proceso ordenado (como casi todo en la vida).
Ese proceso ordenado de construcción de carteras se llama distribución de activos. También lo verá como asignación de activos, como asset allocation o como el barbarismo alocación de activos
No es ni más ni menos que distribuir su dinero entre las distintas clases de activos que le pueden llevar a cumplir sus objetivos de inversión (remember clases de activos: liquidez, renta fija, renta variable y alternativos).
Además de tener presente los aspectos antes indicados (tiempo-rentabilidad esperada-perfil de riesgo) debe incluir en la ecuación la rentabilidad histórica por clase de activo para tener una idea de qué ponderación dar a cada una de ellas. Lo puede sofisticar un poco más con las proyecciones de las casas de inversión para cada año en concreto. Si su inversión es muy largoplacista quédese con las rentabilidades históricas, si es a corto o medio plazo (el cortísimo no forma parte de esta peli), entonces pondere por las proyecciones de la casa de inversión o institución que le merezca más confianza (yo prefiero los promedios históricos, pero otros gestores prefieren funcionar con proyecciones anuales).
Al final lo que debe plasmar es:
% a invertir en liquidez
% a invertir en renta fija
% a invertir en bolsa
% a invertir en activos alternativos
¿Cuál es la fórmula?
Aquí viene lo curioso del caso. En una disciplina donde hay una parte relevante de aparato matemático, la asignación de activos no tiene una base científica detrás que apoye las distintas ponderaciones que se hacen en cada momento y para cada perfil de inversión.
Si el post de hoy se llama “El difícil arte…” es porque en buena medida la asignación de activos es un arte. Un arte en el sentido de que no tengo herramientas cuantitativas detrás que me guíen en el proceso.
Es evidente que cuanto mayor sea el periodo analizado, más cercana estará la distribución de activos de las rentabilidades históricas. Pero para que eso ocurra con una alta probabilidad, debemos pensar en muchísimos años. Ni siquiera los bloques de 5 años ni los de 10 años nos aseguran sacar los promedios (aunque en periodos de 10 años, salvo grandes crisis tipo 2000 o 2008 ya se acercan). Lo más cercano a “aparato matemático” que han dictaminado los expertos es restarle a 100 la edad y eso es lo que va a bolsa (si tiene 70 años, va a bolsa un 30%, si tiene 20 años un 80%). La verdad es que no parece que hayan tenido que idear un sofisticado teorema, solo al alcance de las mentes más privilegiadas, para llegar a esa conclusión.
El maestro
La mejor formula que yo conozco sigue siendo la del sabio Ben Graham (el maestro de Warren). Graham recomendaba de entrada una distribución balanced para todo el mundo, esto es 50/50. Y el reajuste que recomendaba en función de la evolución de los mercados, era que si venían periodos buenos se llegase a un máximo de bolsa del 75% y si venían periodos malos a un mínimo de bolsa del 25%. Y a correr. Y lo cierto es que con ideas tan sencillas ha pasado a la historia como uno de los grandes.
¿Y del reequilibrio de la cartera que me dices? Lo de Graham: semestral.
Buena inversión.
Buen y útil post Ángel, gracias!. En la presentación del PPI que Iván Martin asesora a Caser hablo mucho de Ben Graham, hubieras disfrutado!.