Título: Memorias de un Operador de Bolsa
Autor: Edwin Lefèvre
Editorial: Deusto SA Ediciones 2009
Precio aproximado 22 euros. 275 páginas.
Este libro está escrito en 1923. No había ordenadores, no había pantallas Bloomberg, no existía internet, ni Iphones, ni Ipads . Es que ni siquiera existía la televisión.
Pues antes de que hubiese nada de eso ya existía la especulación en bolsa y uno de sus máximos exponentes fue Jesse Livermore (1877 — 1940) quien a los 14 años empezó a trabajar en una casa de bolsa. Lo más sorprendente que he descubierto es que las estrategias de los especuladores actuales, de forma más primaria, ya se utilizaban allá por 1900.
Livermore de forma rudimentaria ya utilizaba una especie de análisis técnico sin gráficos a través de la cinta de cotizaciones (que en sus inicios era una pizarra donde con tiza se iban apuntando los precios) se centraba en lo más básico: línea de tendencia y niveles (soportes y resistencias). También hacia sus análisis macroeconómicos y se buscaba interrelaciones entre mercados. Cuando hubo guerra en Europa determinados productos subirían su precio por lo que el compraba antes de que las cotizaciones reflejasen la escasez. Para saber cómo iba a cotizar la lana en su apertura en Wall Street primero hacia una conferencia de larga distancia a Inglaterra para saber cómo había cerrado el mercado inglés (que era la referencia) el día antes. No había internet pero daba igual, se buscaba la vida para tener la información que precisase. Ganó más dinero con posiciones bajistas (vender algo que no tienes porque crees que va a bajar) que alcistas.
Es un libro lleno de máximas y sabiduría:
“Con el paso del tiempo he aprendido que hay dos clases de tontos: los que se equivocan una y otra vez, y los de Wall Street, que se creen obligados a operar en todo momento.”
“No hay nada como perder todo lo que uno tiene en el mundo para aprender lo que no se debe hacer. Y cuando uno sabe qué es lo que no debe hacer con el fin de no perder dinero, comienza a aprender qué es lo que debe hacer para ganarlo.” Livermore se arruinó y enriqueció varias veces.
Livermore siguiendo los consejos de un viejo operador el Sr.Partridge se dio cuenta que el Intradia no lo llevaba a ninguna parte y seguir las tendencias principales sí: “…el dinero de verdad no estaba en las fluctuaciones individuales sino en los movimientos principales, o sea, no estaba en leer la cinta sino en valorar el mercado en su totalidad y seguir su tendencia”.
“El ego se impone indebidamente e impide pensar profunda o exhaustivamente. Al profesional le preocupa hacer las cosas bien más que ganar dinero, porque sabe que el beneficio aparecerá si se presta atención a todo lo demás.”
Es un libro lleno de consejos provechosos, de acción, de vida. Es un libro interesante para el gran público y sencillamente apasionante para los que nos gustan las finanzas. Yendo en tren yo me pasé mi estación por el ensimismamiento que tenia. Recomendable 100% y extrañamente para los libros de finanzas sirve tanto como lectura de sobremesa como de enseñanzas bursátiles.
Excelente recomendación. Aprovechando que este apartado tratará sobre literatura financiera y bursátil, ¿qué opinión tiene de «Vivir del Trading» de Alexander Elder?
Saludos
Me alegra coincidir en sus gustos literarios. El «Vivir del Trading» es un libro que los traders que buscan sistemas complejos consideran «flojo». Mi opinión difiere absolutamente; para mi es un libro imprescindible cuando un inversor largoplacista quiere empezar a dar sus primeros pasos en el trading, aunque sea en un estilo core trading (posiciones abiertas de varios dias a varias semanas) Tan solo el sistema de «la triple pantalla» vale el precio del libro y mire que realmente no es un sistema, no da set ups de entrada ni puntos de salida, pero el enfoque de la triple pantalla quita mucho ruido al mercado y nos puede ahorrar muchos sustos. Conclusión: de las primeras lecturas que recomendaria a un inversor que quiera lanzarse al ruedo de la especulación. Saludos. Angel.